Amilkar Brunal
A veces
simplemente te vas
Y te preciso
Te vas como el agua del arroyo entre mis dedos
Te escapas como el calor de mi
cuerpo
que se abre paso entre mis ropas
Te persigo ansiando de la dulzura
de tus caricias
Y la calidez de tu aliento
Me aferro a
ti
Como el que
aprieta la arena de la playa con sus dos puños
Simplemente
te marchas y regresas cuando quieres
Sin
importarte mi necesidad de ti
ni mi angustia
Regresas caprichosa sin pensar en mis afanes
Me arrebatas a tu antojo y me obligas a escucharte y a escribir
Buscando un nuevo momento eterno bajo el poderío de tu imperio
Sé que partirás nuevamente
Buscando
nuevas fronteras
Nuevos
amores
Pero sé también que volverás
Pero no
como vuelve la primavera
Ni como las
olas vuelven invariablemente a la playa
Ni tampoco
como regresa el salmón a desovar y morir donde nació
Ni como regresan las aves a sus
nidos
O como regresa el sol a su cuna cada tarde
Volverás
como la lluvia y la tormenta
Volverás
como vuelven los temblores y las erupciones volcánicas
Como
vuelven los amigos olvidados
Como vuelven
los recuerdos agradables y los sombríos
Como
vuelven nuestros sueños y temores
Como
vuelven las lágrimas y la alegría
Volverás algún día yo lo sé
Como estoy seguro que volverán
Las
madrugadas de insomnio
Las tazas
de café hecho con leña
Los suspiros
taciturnos, somnolientos y perdidos
Las plagas, epidemias y resfríos
Como vuelven la ternura y la esperanza
Como vuelven los atardeceres fríos
Sin
importar el día ni la hora
Sin
importar el viento ni el estío
Sin
importar la sequía o la cosecha
Volverás a robarte el corazón en un minuto.
INSPIRACIÓN II
Regresó sin avisar yo lo sabía
cargada de nostalgia y
temores
con los pantalones rotos
y las manos ampolladas
Tràjose polvo de estrellas de mil lunas
el helaje del aliento mañanero
la maraña de emociones enredadas
el perfume de montañas de otras tierras
Con el cabello ensortijado envejecido
lleno de sal, lleno de
arena
arena y sal
sal de Manaure
Con los ojos rebosados de alegría
de la que no se puede guardar
más que en la cuenca de los ojos
Regresó otra vez
yo lo sabía
regresó a buscarme
nuevamente
solo para visitarme un
rato
Regresó no como vuelven las torcazas
ni como vuelven a crecer los ríos
no como vuelven a nacer las perlas
No como llega el aroma del café por la mañana
Regresó como los
atardeceres rojos
regresó sin siquiera darme un beso
sin pedir disculpas por
su larga ausencia
por su abandono esperado
pero intempestivo
Regresó sin decir
palabra.
Se sentó frente a mí sin mirarme
sin hablar de sus amores de otras tierras
Se desgajó las trenzas una a una
por
horas
y la arena le caía grano a grano
Sobre el torso le
nacían huracanes
siemprevivas madre perlas y corales
No trajo buenas nuevas
aunque tampoco trajo
malas
No trajo souvenirs ni trajo nada
solamente trajo tensa
calma
un puñado de palabras
sueltas
un suspiro.
Tres sonrisas que yo sé
no eran por mí
Alegrías y pesares de otros tiempos.
Pude oír su corazón como
un volcán
pero no como un volcán en
erupción
de su piel subía el vapor de sus amores
la tormenta de sus muchas
aventuras.
Le hierve la sangre todo el tiempo
porque todo el tiempo hay injusticias
Esta vez la inspiración
de su presencia
no dejó más que un mar de terremotos.
II
Lagrimas
A mí también me hierve la sangre todo el tiempo
Pero lo aplaco con cada una de mis lágrimas
Se me parten los labios y la piel
Todos los sueños las entrañas
No por la sal no por la arena
Arena y sal, sal de Manaure
Sí por tus lágrimas
Lagrimas que no se atreven a saltar de tus ojos
Lagrimas que se contienen en tus mejillas temblorosas
Las que te rompen el pecho y las entrañas
Lágrimas casi de sal
Casi de arena
Arena y sal
Sal de Manaure.
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