Necesito
ansiosamente, escuchar tu voz
Que me hables
lentamente al oído
Que me cuentes tus sueños más profundos
aquellos que te hacen estremecer.
Quiero poder
darte un abrazo que te descargue al menos un litro de endorfinas.
Quiero escuchar de viva voz, alguna de las ilusiones
que te desvelan.
Quiero escuchar de tus logros, aquellos que te
han costado mucho y que, por lo tanto, valen tanto.
También quiero saber de tus sueños del futuro y de tus
asuntos presentes y contarte de los míos, sin importar si estamos muy lejos o
justo al pie de nuestras casas.
También
yo tengo algunos sueños que me gustaría contarte junto con mis miedos, mis angustias,
mis temores, pero sobre todo mis pequeños logros cotidianos y mis alegrías.
Cuéntamelo todo. Todo lo que te importa, todo lo que te interesa, aquello
que te hace vibrar cada mañana y trasnochar cada noche.
Tomémonos un tinto sin afanes y podremos hablar del
pasado, del presente y del futuro que justo por ser incierto, nos presenta
muchos caminos que merecen ser recorridos.
Vale también quedarnos en silencio. Porque hay silencios que dicen, mucho
más que las palabras.
Vale también una que otra lágrima que sale sin poderla contener a veces por mucha alegría.
Vale mucho un abrazo silente, cálido y muy
sentido que dure al menos 20 segundos como recomiendan los expertos.
Tomémonos un tinto(solo que no sea virtual) , para
encontrar ese flow del que hablan aquelllos
filósofos antiguos, cuando se detiene el tiempo como cuando éramos niños, sin
pensar para nada en el mañana y llegar a un estado casi místico entre lo
trascendente y lo intrascendental.
Vale también considerar, las huellas que nos
va dejando el tiempo, que siempre nos embellecen, aunque nos peleemos con ellas.
Vale también ser un poco prosaico o dejar
salir pensamientos por la mano dominante o por la simple y auténtica oralidad.
¡Vale ,vale ,vale. Vale de todo!
Tomémonos un
tinto, seamos otra vez amigos.