Bastó un timbre rutinario .El sonido acostumbrado
del celular que en esta época no era
para nada extraño ,basto para quedarse en blanco. Disimuló el entusiasmo apretando los labios.
Aquella voz conocida hizo aflorar de sus labios su
nombre .Nombre prohibido, nombre encubierto ,nombre ensombrecido por muchos
nombres como el de ella pero con un sentido único .Un nombre que le evocaba
emociones encontradas y un corrientazo desde la silla turca hasta una cuarta
abajo del ombligo.
Una voz que entre sorpresa y desconcierto lo
transportó inmediatamente a un mundo de fantasías en la penumbra .
Una pausa …
La comunicación entrecortada apenas le permitió
hilar la idea de volverse a ver después
de tanto tiempo .Volver a extasiarse con
sus besos apasionados ya no , de adolescentes ingenuos si no esta vez de
amantes experimentados, maestros en las artes amatorias y en conciliar los
placeres de la piel y la mente.
El tiempo corría en cámara lenta y su corazón latía
presuroso. Sus dedos no respondían ágilmente a
sus pensamientos en ebullición. La respiración.
La respiración
al ritmo del fluir de la sangre en las regiones bajas, sus vellos se erizaban
por la ansiedad anticipatoria de un encuentro escrito en las líneas de sus
manos.
El clima entro en complicidad y la ciudad entera se
abría a su paso borrando los inconvenientes acostumbrados, simplemente dando
espacio a que las emociones se aplacaran lo suficiente y los sentimientos se
pusieran en perspectiva.
Una cita de amor, una cita clandestina esperaba
tras la puerta de aquel sitio familiar para ellos. Su oasis en medio del
desierto de la más cruel incertidumbre. Incertidumbre indolente y fría que les
castigaba a su antojo pero que también les premiaba con pequeños postres que ellos sabían
disfrutar con cucaharilla.
Otra llamada en el camino le congeló el corazón por
el temor de una cancelación posible. Contestó temeroso y expectante, sin
embargo la voz de ella realentó aquellas ganas inmensas que se les derretían
entre las piernas. Su corazón de nuevo
de nuevo se agitaba y sus dedos trascribían torpemente todo aquel maremágnum de
emociones.
Llegaban a su mente muchos momentos de pasión y
gran placer bajo el poderío de las letras que una vez les unieron en una obra
inédita de la vida. Ya no sabían donde empezaba la realidad y terminaba la
fantasía de dos almas traviesas que una vez decidieron caprichosas alterar sus
caminos por una senda del todo incierta.
Planeó en su mente tres caricias bien ensayadas
para perfeccionar aquel encuentro. Era su obra de arte, ella, sus letras y las
caricias coreografiadas con cuidado artesanal. Cada movimiento ensayado al
igual que los grandes bailarines.
El quería correr y hasta volar hacia sus brazos
para beber de nuevo de su seno aquella conocida ambrosia de los dioses, para
sentir sus labios en su vientre humedeciendo con caricias su pecho frio.
Deseaba profundamente abrirla como una mandarina en
día caluroso. Imaginaba cada cuadro como lo hace un director de cine. Con
vestuario escaso pero con accesorios nuevos en aquella en la que el sol se
negaba en ocultarse.
El tiempo se estancó de nuevo, la ciudad ya
empezaba a tornarse perezosa, los trabajadores se apresuraban a regresar a casa
temerosos de las movilizaciones estudiantiles y los consabido trancones del
milenio. Al medio día el presidente anunciaba sorpresivamente en actitud
comprensiva y paternal que daba su brazo a torcer ante los estudiantes que amenazaban acampar frente a palacio.
Llegó la bruma de la ciudad enorme y con ella una
tensa calma en sus corazones.
¿Cuánto tiempo más?- Gritaba ella
¿Cuánto tiempo más?- clamaba él, que aplacaba las
ganas escribiendo fantasías.
La tomaría en sus brazos con ternura por un largo
tiempo. La besaría en la boca con pasión ,sin dejarla siquiera pensar .
Le quitaría prenda a prenda, una a una. Le besaría los senos con cuidado
acariciando con la lengua sus albos pezones pequeños. La arroparía contra su
pecho al sentirla vulnerable y le dejaría viajar hacia el fondo de su corazón.
No entregaría sus secretos .Conversarían brevemente
sobre sus vidas en el mundo real evitando sistemáticamente los capítulos dolorosos. Se pondría antifaces de fiestas
pasadas para jugar a ser personajes de carnaval.
La distancia se acortaba palmo a palmo y la cita se
cumpliría a la hora acordada.
Ella bebería de su néctar con ansia infinita una y
otra y otra vez. Dejarían todo su sudor en las sábanas blancas justo antes de caer la noche anunciando el
inicio de la nueva luna de incertidumbre
por no saber ni el día ni la hora el tiempo o la distancia que
inexorablemente los volvería a separar.
Acaso podría ser otro el destino de los amantes
furtivos escapados de la vida un miércoles por la tarde ?
Un adiós escondido en la sombra de una cornisa y
disipado por el ruido de la noche. Una espalda que se pierde entre la gente de
la calle, una mueca que se seca con el frio.