lunes, 8 de octubre de 2012

INOCENCIA PERDIDA


 


Bastó un timbre rutinario .El sonido acostumbrado del celular que  en esta época no era para nada extraño ,basto para quedarse en blanco. Disimuló el entusiasmo  apretando los labios.

 

Aquella voz conocida hizo aflorar de sus labios su nombre .Nombre prohibido, nombre encubierto ,nombre ensombrecido por muchos nombres como el de ella pero con un sentido único .Un nombre que le evocaba emociones encontradas y un corrientazo desde la silla turca hasta una cuarta abajo del ombligo.

 

Una voz que entre sorpresa y desconcierto lo transportó inmediatamente a un mundo de fantasías en la penumbra .

Una pausa …

 

La comunicación entrecortada apenas le permitió hilar la idea de volverse  a ver después de tanto tiempo  .Volver a extasiarse con sus besos apasionados ya no , de adolescentes ingenuos si no esta vez de amantes experimentados, maestros en las artes amatorias y en conciliar los placeres de la piel y la mente.

 

El tiempo corría en cámara lenta y su corazón latía presuroso. Sus dedos no respondían ágilmente a  sus pensamientos en ebullición. La respiración.

 

 La respiración al ritmo del fluir de la sangre en las regiones bajas, sus vellos se erizaban por la ansiedad anticipatoria de un encuentro escrito en las líneas de sus manos.

 

El clima entro en complicidad y la ciudad entera se abría a su paso borrando los inconvenientes acostumbrados, simplemente dando espacio a que las emociones se aplacaran lo suficiente y los sentimientos se pusieran en perspectiva.

 

Una cita de amor, una cita clandestina esperaba tras la puerta de aquel sitio familiar para ellos. Su oasis en medio del desierto de la más cruel incertidumbre. Incertidumbre indolente y fría que les castigaba a su antojo pero que también les premiaba  con pequeños postres que ellos sabían disfrutar  con cucaharilla.

 

Otra llamada en el camino le congeló el corazón por el temor de una cancelación posible. Contestó temeroso y expectante, sin embargo la voz de ella realentó aquellas ganas inmensas que se les derretían entre las piernas.  Su corazón de nuevo de nuevo se agitaba y sus dedos trascribían torpemente todo aquel maremágnum de emociones.

 

 

Llegaban a su mente muchos momentos de pasión y gran placer bajo el poderío de las letras que una vez les unieron en una obra inédita de la vida. Ya no sabían donde empezaba la realidad y terminaba la fantasía de dos almas traviesas que una vez decidieron caprichosas alterar sus caminos por una senda  del todo incierta.

 

Planeó en su mente tres caricias bien ensayadas para perfeccionar aquel encuentro. Era su obra de arte, ella, sus letras y las caricias coreografiadas con cuidado artesanal. Cada movimiento ensayado al igual que los grandes bailarines.

 

El quería correr y hasta volar hacia sus brazos para beber de nuevo de su seno aquella conocida ambrosia de los dioses, para sentir sus labios en su vientre humedeciendo con caricias su pecho frio.

 

Deseaba profundamente abrirla como una mandarina en día caluroso. Imaginaba cada cuadro como lo hace un director de cine. Con vestuario escaso pero con accesorios nuevos en aquella en la que el sol se negaba en ocultarse.

 

El tiempo se estancó de nuevo, la ciudad ya empezaba a tornarse perezosa, los trabajadores se apresuraban a regresar a casa temerosos de las movilizaciones estudiantiles y los consabido trancones del milenio. Al medio día el presidente anunciaba sorpresivamente en actitud comprensiva y paternal que daba su brazo a torcer  ante los estudiantes  que amenazaban acampar frente a palacio.

 

Llegó la bruma de la ciudad enorme y con ella una tensa calma en sus corazones.

 

 

 

 

¿Cuánto tiempo más?- Gritaba ella

¿Cuánto tiempo más?- clamaba él, que aplacaba las ganas escribiendo fantasías.

 

La tomaría en sus brazos con ternura por un largo tiempo. La besaría en la boca con pasión ,sin dejarla siquiera pensar .

 

Le quitaría prenda a prenda, una  a una. Le besaría los senos con cuidado acariciando con la lengua sus albos pezones pequeños. La arroparía contra su pecho al sentirla vulnerable y le dejaría viajar hacia el fondo de su corazón.

 

No entregaría sus secretos .Conversarían brevemente sobre sus vidas en el mundo real evitando sistemáticamente los capítulos  dolorosos. Se pondría antifaces de fiestas pasadas para jugar a ser personajes de carnaval.

 

 

La distancia se acortaba palmo a palmo y la cita se cumpliría a la hora acordada.

 

Ella bebería de su néctar con ansia infinita una y otra y otra vez. Dejarían todo su sudor en las sábanas blancas  justo antes de caer la noche anunciando el inicio de la nueva luna de incertidumbre    por no saber ni el día ni la hora el tiempo o la distancia que inexorablemente los volvería a separar.

Acaso podría ser otro el destino de los amantes furtivos escapados de la vida un miércoles por la tarde ?

 

Un adiós escondido en la sombra de una cornisa y disipado por el ruido de la noche. Una espalda que se pierde entre la gente de la calle, una mueca que se seca con el frio.

 

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios: